El viceministro de Lucha Contra el Contrabando, Gral. Pedro Vargas, afirmó que el combate a las importaciones ilegales es cada vez más complicado por el alto nivel de organización, porque esta actividad involucra a cada vez más ciudadanos. “Hoy en día el contrabando ya está actuando como una organización criminal, tiene elementos de choque y armados, aparte de eso tiene toda una red de informantes que están en diferentes instituciones”, la autoridad explica.
Los años del contrabando hormiga han pasado, aunque aún se mantiene este modus operandi donde una persona carga el material de contrabando en bolsas pequeñas para llevarlo a un almacén. Lo que ahora domina este mercado ilegal son los “clanes familiares”, grupos de personas emparentadas que han encontrado un negocio seguro en este acto delictivo.
Es gracias a estos “clanes”, organizaciones que se asemejan a sindicatos y a las comunidades rurales, la lucha contra el contrabando se hace complicada, porque en el frente hay grupos armados, bien organizados y viven de esto. Es difícil persuadir a esta gente que deje su forma de vida, apunta el general.
Precisamente por eso, los operativos se vuelven cada vez más complicados, tanto por el ingenio de los contrabandistas, como por la complicidad de la población. A continuación, analizaremos ambos problemas.
El general Vargas lamentó que “en muchos casos, tanto en Yacuiba, Bermejo, como Villazón, estos contrabandistas están organizados en sindicatos, bien establecidos” De igual manera, su ingenio y creatividad para pasar productos sin permisos a través de las fronteras se ha dinamizado con el paso de los años.
“Los buses de transporte de pasajeros se han convertido en transporte de mercancías de contrabando. Ya no les interesan los pasajeros, lo importante es llenar los buses con una gran cantidad de mercancía y encima llevar unos 10 pasajeros, el resto es contrabando”, relata el viceministro.
Los productos que más ingresan a nuestro territorio son: productos agrícolas, autos indocumentados, productos alimenticios (bebidas y sólidos) por el altiplano, mientras que, en el oriente, la castaña y la madera serían los que más se observan en las fronteras. Desde Argentina, el producto que causa más preocupación es el maíz y la soya, que constantemente llega en toneladas a Bolivia.
Ocultos debajo de productos regularizados, dentro de cisternas de productos gasíferos o en enormes camiones de carga repletos de estos granos son los que más se observaron el 2022. Los puntos fronterizos de Perú, Chile, Argentina y Brasil, son las puertas de ingreso para los contrabandistas.
“El contrabando es constante (en estos puntos), no se puede tener al personal que está comprometido con la lucha contra el contrabando las 24 horas del día, es imposible. (Los contrabandistas) ven todos esos mecanismos para ingresar mercancía”, reconoce Vargas.
Otro punto débil dentro de esta lucha es la corrupción. Hay funcionarios se caen en la tentación de recibir dinero que ofrecen los “grandes contrabandistas”. El viceministro explica: “30.000 dólares para el contrabando no es nada, 100.000 dólares para el contrabando no es nada”, y son este tipo de cantidades las que se ofrecen a los controles fronterizos para continuar con el recorrido de la mercancía ilícita sin ningún problema.
Los beneficios del contrabando y los clanes familiares
Para entender el auge del contrabando se debe considerar la dura situación económica que atravesó el país en 2020 debido a la cuarentena rígida y las cuantiosas pérdidas debido a la pandemia. “Muchas personas ante la necesidad de llevar el sustento económico se han dedicado al contrabando”, explicó la autoridad.
Además, el contrabando no es una lucha de unos pocos años. De acuerdo a Vargas, es una lucha que se lleva a cabo desde la época de 1950, debido al auge de la industria extranjera. El boliviano ha llegado a tener la idea de que “el contrabando es una actividad ilícita e ilegal, pero, es una de las actividades más rentables en cuanto a poder tener una fuente de ingresos.”
En ocasiones, el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando realizó operativos en comunidades que actúan a favor del contrabando. Se han encontrado con un panorama desalentador: “La gente dedicada al contrabando, más las poblaciones aledañas a la zona fronteriza son muy hostiles y realmente en su momento hay que analizar el riesgo que involucra realizar una lucha en las fronteras”, explicó el general.
Especialmente en áreas limítrofes con Perú y Brasil, la gente ha demostrado ser bastante “radical” con las medidas que toman contra las autoridades, por lo que aún es necesario un plan de acción efectivo para la concientización en estos sectores.
La violencia no acaba ahí, pues las carreteras son donde se observa mayores enfrentamientos: “En la lucha contra el contrabando han fallecido ya cuatro funcionarios, es cada vez más riesgoso. Cada vez que salimos para poder ver de cerca el contrabando es un riesgo, uno no sabe si va a retornar con vida”, lamentó Vargas.
“El contrabando va a seguir”
Aunque el panorama se observa desalentador, las autoridades aseguran que continuarán con esta lucha. “El contrabando con seguridad no se va a frenar este año, ni en los próximos dos años, esto va a ser siempre una actividad”, explicó el viceministro Vargas.
Lastimosamente, el contrabando parece estar enraizado con distintos sectores Bolivia y no se puede observar un futuro donde no exista el contrabando, porque los efectos colaterales aún no han sido analizados. Es verdad que hay sectores que viven únicamente de este acto ilícito; sin embargo, las autoridades buscan reducir su incidencia en el país.
“El gobierno está consciente que el contrabando está afectando el país, está afectando a la pequeña, micro y grandes empresas. Con seguridad, debemos frenar el contrabando”, finalizó el viceministro, Pedro Vargas.
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