La Paz, 19 de junio )Grecia Torrez, Urgente.bo) Cuando el precio sube, el productor sonríe. Así resume Eugenio Villca el buen momento económico del café boliviano, cuyo prestigio recorre por el mundo. El aromático grano se abrió un espacio en el mercado internacional gracias a su sabor único, gracias a la dedicación de los caficultores del subtrópico paceño, en especial Caranavi, que concentra el 90% de la producción nacional. Hoy la cotización es la más alta de la historia. Sin embargo, el buen momento pone en evidencia algunos desafíos que el sector debe superar.
Villca, tesorero de la Asociación de caficultores de Taipiplaya (ASOCAFE), explica que la libra de café verde oro, el grano cafetero de exportación, llegó a cotizarse a 4,60 dólares, aunque en las últimas horas bajo a $us 3.70. Aun así, el impacto positivo es evidente: “Hemos tenido un récord de precios este año, y los productores están tranquilos. Antes hablábamos de 60 bolivianos por lata como un buen precio, ahora estamos mucho mejor”, afirmó. Asimismo, el quintal de café mote ha llegado a un precio de 1.200 bolivianos, el costo más alto desde 2014.
El contexto que llevó a una alta cotización escapa al control boliviano. En otras palabras, los desastres naturales en grandes países productores como Brasil, Colombia, Costa Rica y Vietnam han reducido sus cosechas, generando escasez en el mercado internacional. Eso abrió espacio al café nacional. “Mientras ellos sufren con fenómenos climáticos, nosotros, que no hemos tenido grandes problemas este año, nos vemos beneficiados”, explica Villca.
Bolivia no se destaca por el volumen en la producción del café, pero sí está entre los cinco mejores del mundo en calidad de café. El grano nacional es apetecido por compradores de Europa, Estados Unidos, Japón y China reconocen y valoran.
En ese contexto, el productor Félix García, dirigente de la Asociación Nacional de Catadores, Tostadores y Baristas (Anapcafe), dice que los buenos precios sufren también el efecto de la devaluación del boliviano, porque deben adquirir material para la producción con la cotización actual del dólar.
“Esta semana (la quincena de mayo-2025) el quintal de café mote se ha llegado a vender hasta en 1.100 bolivianos. Nunca habíamos visto ese precio”, explica García y agrega: “Pero cuando haces la conversión al tipo de cambio paralelo, porque nadie quiere venderte insumos al dólar oficial, esos Bs 1.100 equivalen apenas a 60 ó 70 dólares. La situación económica del país sí pesa para nosotros”, contó.
La falta de gasolina y diésel se ha convertido en otra amenaza para la cadena cafetalera. “Ya no hablamos solo del transporte a Arica o a La Paz. Aquí en Caranavi estamos racionando el uso de motosierras, secadoras, bombas de agua. Para sacar el café a veces tenemos que pagar Bs 20 a 25 por litro de gasolina en el mercado negro, no tenemos otra opción”, señala el Villca
El impacto se multiplica en época de cosecha, cuando la actividad se intensifica. “Hay productores que han tenido que retrasar la recolección por no tener cómo mover a sus trabajadores o cómo llevar la carga al beneficio húmedo. Eso afecta la calidad del grano. Y si baja la calidad, baja el precio final”.
El café de especialidad, como el que produce Bolivia, requiere precisión en cada etapa: cosecha manual, fermentación controlada, secado lento.
ESCASO RESPALDO
A esto se suma la falta de políticas públicas dirigidas al fortalecimiento del sector cafetalero. “A ningún Gobierno le interesa que produzcamos más café. No hay apoyo. Sin embargo, el café genera divisas para Bolivia. Solo el año pasado trajimos casi dos millones de dólares, y este año será más”, sostiene Villca, subrayando la desconexión entre el potencial económico del grano y el respaldo institucional.
Actualmente, Bolivia exporta entre 70.000 y 80.000 sacos de café al año, una cifra que ha disminuido respecto a épocas anteriores, cuando se llegaban a exportar hasta 150.000 sacos. Plagas, enfermedades y la falta de asistencia técnica contribuyeron a esa caída. Pero la resiliencia del productor boliviano ha mantenido viva la cadena cafetalera.
La provincia de Caranavi, que se encuentra en los Yungas de La Paz, concentra el 90% de la producción nacional, seguida a gran distancia por regiones de Santa Cruz, Beni, Pando y algunos valles de Cochabamba, cuyos productores copan el 10% de producción.
“Los verdaderos datos los sabremos en un nuevo censo cafetalero y sin duda estos departamentos superarán los datos que tenemos por mucho, hay buena apuesta por el café”, dijo García.
Villca, al igual que otros cafetaleros del país consultados por este medio, no se rinde. La tierra sigue dando, el clima ha sido benevolente y los mercados internacionales esperan más café boliviano. “Nosotros vamos a seguir trabajando con nuestras familias, con nuestras organizaciones, haciendo todo lo posible por mantener y mejorar esta producción. Porque el café no es solo un producto, es parte de nuestra vida”, asegura uno de los productores.
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