Mayo 07, 2024 [G]:

De la miseria al Mundial: Historias de los astros del fútbol

El Mundial Rusia 2018 tendrá como protagonistas al vendedor de carbón, al lechero, al cobrador de autobús y a quien rifó su pase por comida y un Play Station. Todos ellos no abandonaron sus sueños y son referentes mundiales de futbol.


Lunes 4 de Junio de 2018, 11:15am






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La Paz, 4 de junio (Revista Oxígeno- Urgentebo).- Hambre, frío y un hogar en condiciones paupérrimas, es el común denominador de algunas estrellas futbolísticas, cuya vida  estuvo marcada por la miseria y la superación. Ángel Di María, Sergio Agüero, Carlos Bracca, Nick Poppe y Cristiano Ronaldo, son las figuras que comenzaron en “las villas” y que esperan brillar en el Mundial Rusia 2018.

A 10 días de que se lleve a cabo la fiesta futbolera más importante del mundo, los ojos de los fanáticos está en Rusia 2018, no sólo por el “jogo bonito”, sino también por las “estrellas” que se disputan la copa. Sin embargo si se habla de esas estrellas alguna vez se preguntaron qué sería de ellos si no serían futbolistas, la respuesta de algunos es ser delincuentes o vendedores de carbón, de leche y apostaron una oportunidad a cambio de comida, o alguna otra curiosidad, pues provienen de barrios muy humildes, conozca sus historias.

Di María vendedor de carbón

Una de las selecciones favoritas a la copa es la argentina de Messi, en cuya líneas está Ángel Di María, el argentino, quien ha pasado por grandes clubes de Europa como el Benfica (Portugal), Real Madrid (España), Manchester United (Inglaterra) y que ahora destaca en el PSG (Francia), vendía carbón y leña de niño para ayudar a su familia a salir adelante.

Ángel sufrió mucho en casa por la falta de dinero. Lo poco que sobraba era destinado para comprar sus botines. Sus padres sabían lo importante que era para él el fútbol. Su gusto por este deporte fue herencia de su padre, quien por una lesión en la rodilla vio truncado su sueño de ser futbolista.

Las cosas para ese pequeño comenzaron a cambiar cuando este cumplió 7 años y fue fichado, por 25 balones, para jugar en las inferiores de Rosario Central. Luego, a los 17 años, debutaría en Primera División. Sus posteriores éxitos son historia conocida.

Sergio Agüero costó un Play Station

Otro argentino cuya vida no fue color de rosas fue la de Sergio Agüero. La picante villa ‘Los eucaliptos’ (Quilmes), uno de los barrios más peligrosos, fue la cuna del futbolista de los 3 a los 11 años. Ahí también aprendió a patear su primera pelota.

Agüero fue descubierto por el periodista Eduardo Motoneta González, cuya ayuda fue fundamental para que el ‘Kun’ pasara a las inferiores del Independiente cuando apenas era un niño de ocho años.

 Durante una entrevista González afirmó que “A Sergio lo conocí cuando tenía 8 años. Yo dirigía el Cultural Club Dardo Rocha, un club del barrio que lamentablemente ya no existe. Y el papá de Agüero jugaba en el equipo, era un muy buen número 10. Siempre me insistía para que vea jugar al hijo, hasta que fui y me di cuenta que era diferente”, contó González.

“Yo me hice cargo de la contención de él porque vivía en la villa en una situación paupérrima, de pobreza total. El padre hacía changas, hasta que le compramos un remís para que trabaje, pero prácticamente yo lo mantenía, le compraba las cosas para el estudio y los remedios para él y los 5 hermanos”, detalló González a 24con.com.

Cuenta la reseña de Guillermo Zanetto y Andrés Randazzo que el ‘Kun’ pidió como condición para firmar su primer contrato millonario con Nike un Play Station 2.

Carlos Bacca era cobrador de autobús

El atacante del Milan nació en la pequeña localidad de Puerto Colombia, cerca de la gran ciudad de Barranquilla. Allí Eloísa y Gilberto, los padres de Carlos, vivían en una pequeña casa de dos habitaciones en el Barrio Norte 2. Lo que ganan al mes les permite comprar los productos básicos para alimentarse y poco más.

“Muchas veces él sólo comía a la noche. Tomaba un vaso de leche en la mañana, pasaba todo el día en ayuno y a la noche cenaba”, revela Eloísa, su madre. “En la escuela era inteligente, pero algo rebelde. Nosotros queríamos que aprendiese inglés pero Carlitos respondía siempre lo mismo: ‘¿Para qué?, si nunca voy a salir de Puerto Colombia”, agrega.

A los 20 años prácticamente daba por hecho que su futuro estaba en Puerto Colombia, por ello consiguió un trabajo de cobrador de autobús y además pescaba con su padre.

Sin embargo un día recibió una visita que cambiaría su vida. “Las puertas del fútbol estaban cerradas, pero cierto día un amigo de mi padre me invitó a hacer un test con el Junior de Barranquilla. Yo tenía 20 años y poca experiencia, pero tuve mucha suerte y les gusté. Después fui cedido a varios clubes pequeños hasta que en 2009 volví al Junior. Todo cambió para mí y para mi familia”, rememoró Bacca.

Nick Pope de lechero a arquero de Inglaterra

Su horario era estricto. A las 4:00 se levantaba todos los días para repartir leche en Cambridgeshire (Inglaterra), una población cercana a Ipswich Town. Nick Pope no tenía más de 12 años y ya realizaba su primer trabajo para ganar dinero extra. Lo hacía solo en verano y en algunos fines de semana, el resto del año estudiaba en el West Suffolk College, donde el sueño de ser futbolista empezó a crecer. Allá tapó sus primeros balones y también marcó sus primeros goles. Antes de que fuera a probarse al Ipswich Town, equipo que lo rechazó cuando tenía 16 años.

Pope creyó que se esfumaban sus sueños de llegar a ser futbolista profesional. Sin embargo, se marchó al Bury Town, un equipo de la séptima categoría del fútbol inglés, y luchó por labrarse un futuro con el balón. Allá demostró sus condiciones y se abriendo camino. En 2011 firmó por el Charlton Athletic y durante varias temporadas fue un nómada. Pasó cedido a varios equipos de divisiones inferiores.

No obstante, sus buenas actuaciones le llevaron a unirse al Burnley in 2016. “En esas ligas piensas que la selección nacional está muy lejos”, recuerda desde el campo de entrenamiento de última generación que la Federación Inglesa (FA) tiene en St. George’s Park, donde Inglaterra se concentra para los dos amistosos de preparación para el Mundial de Rusia.

Pope ni siquiera estaba llamado a ser titular con el Burnley esta temporada, pero la lesión en el hombro de Tom Heaton en septiembre le dio la oportunidad de jugar con regularidad en la Premier. En solo seis meses, Pope ha dejado la portería a cero en 11 de los 27 partidos disputados esta temporada, lo que ha llevado al Burnley a ocupar la séptima posición del campeonato, con 43 puntos, un récord para el modesto club del norte de Inglaterra.

Cristiano Ronaldo en condiciones paupérrimas

Hablar del astro merengue es imaginarse a un crack cuyo dominio del balón es extraordinario, sin embargo, la vida del máximo goleador del Real Madrid es la historia de una superación. Nacido en un barrio pobre de Funchal, Santo Antonio, era el niño que vivía en una chabola (casetas de madera y bolsas) con tejado de uralita. Las goteras que inundaban su morada le hicieron tan fuerte como la dura realidad familiar de su casa. Su padre, José Dinis Aveiro, jardinero municipal de Funchal, era un alcohólico. Murió a los 52 años, víctima de una enfermedad hepática. Y su madre, Dolores, fue su apoyo a lo largo de toda su existencia.

Comenzó a jugar a los siete años en el equipo del barrio, el Andorinha. Su primer entrenador, Francisco Afonso, afirma que “Cristiano no sería hoy futbolista si no es por su madre”. Fue él quien lo convenció de continuar en el Sporting Lisboa, cuando tenía doce años, porque quería volverse a Madeira. Afonso relata la dureza de un niño emigrante. Cristiano destacó desde el primer día en el Andorinha. Siempre quería hacer gol y lloraba cuando no lo conseguía. Le denominaban “el llorón”.

Cristiano lo pasó mal. Vivió en la humilde Pensión Dom José, cerca de Marquéz de Pombal, donde disfrutaba de una habitación con baño privado. Costaba 25 euros diarios. El mismo precio de hoy. Allí compartía vida con otros jugadores. Los compañeros se reían de su acento de pueblo.

Superó una dolencia cardíaca que le pudo retirar del fútbol. La cirugía láser le salvó. Su velocidad, su precisión en los pases y su remate le hicieron debutar en Primera a los 17. Ganaba 1.500 euros al mes. Ferguson le vio en 2003, con 18, y lo fichó para el Manchester. Pasó a cobrar 150.000. Y en el Real Madrid ha alcanzó su zenit. Su casa de uralita en la calle Quinta do Falçao fue derruida por Alberto Joao Jardim, presidente de Madeira, harto de ver fotos de prensa sobre la miseria en la que vivía.

(El artículo fue publicado en la Revista Oxígeno, en mayo)

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