Junio 09, 2025 -HC-

De la desolación ¿al voto castigo?


Lunes 9 de Junio de 2025, 7:15pm






-

Las guerras traen consigo desolación, ruinas, deshabitación, dolor y recuerdos. No solo fueron pugnas internas las que vivió el Movimiento Al Socialismo (MAS) sino una guerra interna que le está trayendo como consecuencia la perdida de presencia e identidad electoral de sus facciones que, por el momento. Eso es lo que refleja la última encuesta de Ipsos-CIESMORI.

Fueron tres golpes certeros que aceleró la desintegración del MAS:

El primer golpe fue la ruptura entre Evo Morales y el presidente Arce. El segundo, fue la proclamación de la candidatura de Andrónico Rodríguez que causó una tempestad sobre el trópico de Cochabamba, sobre todo para la base social del evismo.

Y un tercer golpe fue la elección por parte del masismo estatal de Eduardo Del Castillo, ex ministro de Gobierno, como candidato presidencial por el MAS. Actualmente  este partido o instrumento político de las organizaciones sociales está atravesando por un periodo de desestructuración.

Es difícil señalar que también pasa por un momento decisivo, por la simple razón de que el escenario electoral es siempre complejo, dinámico y cambiante, donde las alianzas políticas no están consolidadas todavía y pueden terminar afianzándose hasta el último momento.

Lo cierto es que el MAS sufre de una agonía lenta por la hostilidad de los acontecimientos por los que atraviesa: división, traición y guerras internas en un escenario de crisis económica que está afectando el bolsillo de las familias bolivianas.

Bajo ese contexto el partido de gobierno no contempla una alternativa económica, por el contrario, esta culminado un ciclo con el agotamiento de su modelo económico, conocido como “El Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP)”, que es en el fondo un modelo estatista que antepone intereses corporativos en desmedro de la iniciativa privada.

En el tema político, la elección de Del Castillo devela una de las grandes debilidades del MAS en términos formales (burocrático) y es que nunca pudo salir de la lógica estatal, no concibió otra forma de reproducir el poder que no sea desde el Estado, durante 20 años no pudo reinventarse fuera del mismo.

En cambio, la otra parte del masismo, después de la ruptura entre Evo y Arce, se replegó a sus zonas de confort, por ejemplo, al Chapare. Este repliegue más tarde se verá afectado por el distanciamiento de Andrónico Rodríguez del evismo, lo que profundizará aún más las diferencias dentro de las organizaciones sociales del pacto de unidad.

Pero sin ir más lejos, el tema de la división no es algo nuevo, cuando Evo Morales era presidente de Bolivia dividía con todo aquel u organización que se le anteponía, caso concreto fue con la CIDOB y el CONAMAQ.  

Ahora bien, cuando se habla de responsabilidad de esta crisis que atraviesa el MAS, el apuntado es el expresidente Morales, quien hasta ahora pareciera vivir en una realidad totalmente alterada, no concibe otra realidad del que no sea de jefe de Estado, en cierta medida la responsabilidad también recae sobre las organizaciones sociales del pacto de unidad que avalaron cada decisión de Evo.

Esto trajo como consecuencia la implosión interna en el MAS, no todo el tiempo la figura caudillista de Morales estaría opacando o evitando la irrupción de nuevos liderazgos, lo que finalmente aconteció y ahora se tiene a un Evo Morales atrincherado en su región, abatido y hasta desconfiado de su propio entorno y/o viceversa, que, cada vez más va quedando solo, por supuesto sin menospreciar esa base social que a pesar de todo seguiría votando por él. De acuerdo con las primeras encuestas del año su intención de voto sería del 10 al 20 por ciento.

Paralelamente se afianzaba el liderazgo de Andrónico Rodríguez y su nombre como candidato presidencial fue potenciado gracias a las diversas encuestas que le posicionaban en primer lugar con el 18 al 25 por ciento en intención de voto, esto aumentó la confianza de muchas organizaciones sociales para proclamarlo candidato presidencial. Fue un momento eufórico, algo que aparece de moda, hasta que hubo descontento y diferencias de las organizaciones sociales con su entorno.

Es interesante observar que después de implosionar el MAS desde adentro, las irrupciones continúan, pero ahora por bloques dentro del arcismo, evismo y androniquismo, es decir, con más pugnas internas ocasionando indisciplinas orgánicas y claro se perdió la cadena de mando, ya poco o nada queda del pacto de unidad.

El voto castigo

Investigadores de la Fundación Juan March y la Universidad de Duke (EE. UU.) han analizado el voto de castigo como una forma de expresar la insatisfacción con un partido político. Es visto como una forma de "castigar" a un partido o candidato por su desempeño en el ámbito de la gestión pública o gobernabilidad.

El voto castigo es también en esencia votar a favor del contrario, en este caso a favor de la oposición, como también puede traducirse en voto nulo o en blanco.  Pero, en definitiva, se trata de un malestar generalizado que lo único que hace es dispersar su voto, todo lo contrario al voto útil, que tiene más bien la finalidad de concentrar la votación al mejor posicionado.

Más allá del planteamiento conceptual, el voto castigo se escucha cada vez más fuerte en las capas inferiores del Estado y empieza precisamente a sonar en las zonas rurales, en bastiones electorales del MAS, y qué es lo que dicen: "Este partido ya no me representa”. En cierta manera el MAS como nombre está perdiendo representatividad y legitimidad ante su militancia, simpatizante y población.

El MAS se está desconectando con su base social histórica y con la población en general que ha dejado de creer en su capacidad de gobernar. Esto ocurre no solamente por las pugnas o guerras internas en el MAS o por las denuncias de corrupción en los niveles del Estado que atañe incluso a la familia del presidente Arce, sino, sobre todo, por el mal manejo económico.

Se percibe una rabia contenida de la población por la escasez del dólar, combustibles y el aumento, cada vez, de los precios de la canasta familiar. Además, se nota el deseo de la gente de que mañana mismo sean las elecciones generales para poder canalizar todo ese malestar con la expectativa de cambiar el modelo económico actual.

A manera de conclusión aún está por configurarse el escenario político electoral, donde hoy más que nuca, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) debe tomar un rol más protagónico y garantizar las elecciones generales del próximo 17 de agosto. Por último con relación al MAS, si el problema es Evo Morales, la solución pasa por él, esta contra el tiempo y una mala decisión lo dejaría en la intemperie política.

 

Humber E. Velasquez Torrico

Politólogo y Comunicador Social

  

.