Carlos Mesa Gisbert, expresidente de la República, no tiene dudas a la hora de hacer el balance sobre el nuevo aniversario de la democracia. El periodista e historiador destaca “el vigor y el compromiso del pueblo boliviano, de haber escogido la democracia como la mejor forma de vida en comunidad”.
Además, señala que los hechos ocurridos en 2016 y luego en 2019, con el protagonismo de los jóvenes, fueron la punta de lanza para recuperar los valores democráticos en Bolivia. “Ambos ejemplos muestran que sin los valores esenciales de la democracia no es posible la igualdad, la equidad, la inclusión, las oportunidades iguales y la justicia para todos”.
En la primera etapa de los casi 40 años de la democracia boliviana, Mesa ejerció el periodismo desde el set de televisión. Se distinguió por hacer entrevistas en profundidad a los líderes políticos y sociales más importantes del país. Después, a principios del nuevo siglo, se decantó finalmente por la política, para ser candidato a la Vicepresidencia en la fórmula de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien tuvo que renunciar a la Presidencia en octubre de 2003, tras un levantamiento popular.
En su evaluación de los hechos más importantes de la democracia, Mesa “destaca la conquista misma de la democracia cristalizada en 1982, producto de la heroica resistencia popular contra la dictadura, especialmente enfrentando al banzerismo (1971-1978). Su expresión emblemática fue la huelga de las mujeres mineras de fines de 1977 que forzó a Hugo Banzer a aceptar una participación plural en las elecciones de 1978. Entre 1978 y 1982 la inestabilidad crónica y los agónicos y violentos estertores de la dictadura, especialmente el gobierno de García Meza vinculado al narcotráfico, fueron derrotados por el vigor popular. Se logró por la fe en el voto popular (sucesivos triunfos de UDP 1978-1979-1980) y una presión en las calles, que obligaron a los militares a entregar el poder al pueblo en la figura de Hernán Siles el 10 de octubre del año señalado: 1982”.
En esa misma línea, Mesa destaca lo que ocurrió el año 2016 cuando los jóvenes, describe él, se convierten en la punta de lanza del espíritu democrático del pueblo para que se imponga el NO en el referendo constitucional que fue llevado adelanta para habilitar a Evo Morales para las venideras elecciones del 2019. “Nació un vigoroso movimiento de respuesta al envilecido proyecto histórico de 2006 que había comenzado con tan buenos auspicios”. Y afirma que desde entonces y hasta el 2019, se construyó un camino de recuperación de los valores democráticos.
“El gran fraude en las elecciones presidenciales de ese año fue respondido con valentía y espíritu pacífico y popular y queda como referente en los complejos días que vivimos”, añade Mesa.
Ahora bien, cuando se le plantea hacer una perspectiva de la democracia boliviana, Mesa dice que hay que recuperar la justicia.
“Es imprescindible la separación de poderes que garantice una justicia y un ministerio público independientes. Segundo: reconciliar al país sobre la base de una propuesta de paz, basada en el respeto a los derechos de todos. Poner fin al discurso de odio y de división étnica y regional. Tercero: respetar la pluralidad política y los derechos de mayorías y minorías, estableciendo vasos comunicantes entre gobierno y oposición”.
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