Agosto, (Marco Quispe, Urgente.bo).- A sus 76 años, Eduvigis Velásquez solía tardar más de cuatro horas para regar con agua una de sus parcelas de papa en la comunidad Zapatera Centro, ubicada en la provincia tarijeña de Gran Chaco. Ahora, con el riego tecnificado por goteo, no tarda más de dos horas para que la totalidad de su cultivo de papa esté irrigado.
“Era muy difícil regar por riego a inundación y ahora con el riego tecnificado ahorro mucho esfuerzo”, expresa con felicidad Velásquez, quien se dedica al cultivo de este tubérculo.
A pocos metros del terreno de cultivo de papa de Velásquez, Isidro Ortiz, otro productor de papa, comenta que el riego tecnificado le ayuda a ahorrar el agua en una región chaqueña donde las sequías afectan los cultivos convirtiéndose en un dolor de cabeza y un golpe para el bolsillo.
“Es una gran ayuda para mejorar nuestro sistema de riego. Antes regábamos una hectárea con la misma cantidad que ahora regamos hasta tres hectáreas, ahora no desperdiciamos”, afirma Ortiz, quien se dedica a la agricultura hace más de 20 años.
Velásquez y Ortiz son solo dos ejemplos del apoyo que reciben los productores a través del programa Empoderar (PAR III) Proyecto de Innovación para Sistemas Alimentarios Resilientes dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras; una iniciativa que en esta gestión beneficia al Chaco boliviano —una zona donde la escasez de agua es un problema serio para la agricultura, la ganadería y la vida cotidiana. La aplicación de ese programa se traduce en una mejor producción a favor de las comunidades y familias. La clave es la resiliencia con el medio ambiente.
EL AGUA Y LA PRODUCCIÓN
El Chaco boliviano, comprende los departamentos de Chuquisaca, Santa Cruz y Tarija, cubre unos 127. 755 km² y la región enfrenta graves problemas por la falta agua y de lluvias, debido a las altas temperaturas y contaminación de las fuentes hídricas por parte de actividades extractivas.
Estas condiciones afectan seriamente la producción agrícola, la ganadería y la calidad de vida de sus habitantes. “Aquí sufrimos por el agua. Es complicado, por eso siempre necesitamos apoyo de las autoridades”, cuenta Ortiz quien vive junto a su familia en la pequeña comunidad Zapatera Centro.
Ante ese panorama, el PAR III se enfocó en esta región para “mejorar las capacidades productivas y empresariales de pequeños productores rurales organizados”, fortalecer su resiliencia y acceso a mercados. Además, promueve el cuidado del agua en zonas vulnerables como el chaco siempre con un enfoque de género. En pocas palabras, materializa la protección del medio ambiente para mejorar la calidad de vida de la población.
En el extremo sur del departamento de Santa Cruz, en Ipati (municipio de Lagunillas) la ganadería es la fuente de trabajo de los comunarios de esta región. Sin embargo, el líquido elemento también es escaso y dependen de una represa antigua que no siempre puede proveer.
En esta región, el PAR III trabajó con la agricultura ganadera mediante la implementación de reservorios —geotanques de 20 000 L, motobombas, tuberías, alambre de púas y semillas de pasto— para asegurar el abastecimiento de agua.
La Constitución Política del Estado (CPE) establece que el agua es un derecho fundamentalísimo para la vida y, en consecuencia, el Estado tiene la obligación de garantizar su acceso y uso, priorizando el consumo para la vida, por ello el PAR III trabaja para que los pobladores tengan mejores accesos al líquido elemental.
El objetivo del proyecto en Ipati es engordar el ganado de 290 a 320 kg o más. El apoyo del PAR III brinda a 34 productores herramientas esenciales para hacer su actividad más resiliente frente a la escasez de agua. “Cuando no hay agua y se seca el atajado comunal (una represa), tenemos que traer cisternas desde lugares lejanos para llenarla y eso implica un gran gasto”, describe Johnny Flores, ganadero desde hace tres años. Flores y su esposa poseen 45 cabezas de ganado y cuentan que el agua de cisterna suele durar una semana en el mejor de los casos.
En Zapatera Centro, dentro del Chaco tarijeño, se ha impulsado la agricultura tecnificada con riego por goteo que llega a 28 beneficiaros, lo cual ha optimizado el uso del agua y mejorado la producción de papa.
Antes, el riego en los cultivos de papa se hacía por gravedad (inundación), un método que desperdiciaba agua y afectaba a la comunidad. Con el goteo, cada planta recibe agua y abono de manera localizada y eficiente.
El mismo apoyo recibe el municipio de Muyupampa (ubicada en la provincia Luis Calvo en Chuquisaca) el PAR III apoya a los apicultores con herramientas y capacitación ambiental.
“Preservamos el medioambiente, cuidamos a las abejas y la vegetación. Tengo una vertiente a 150 metros y lo protegemos”, resalta Maximiliano Salazar, apicultor desde hace seis años.
La oficial de la alianza, Gabriela Salinas, explica que se entregó un equipo un completo para apicultura, como cajas, alzas, marcos, desoperculadores y centrifugadoras.
El objetivo es duplicar la producción de miel: pasar de unos 14 kilos por caja al año a 28 kilos en dos cosechas, lo que aumentará significativamente los ingresos. 30 productores están beneficiados.
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