8 de junio (Clarín).- Frente a 70 mil entusiastas fieles que llenaban plaza San Pedro en el Domingo de Pentecostés y arengaban "viva el Papa", León XIV afirmó que el amor es el antídoto contra los males que afligen al mundo, desde el egoísmo a las guerras que surgen de “la lógica de la exclusión”. El encuentro de hoy marcó el Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades, llegados de todo el mundo en el marco del Año Santo 2025.
El Papa recordó a sus predecesores Benedicto XVI y Francisco. En su homilía habló de la acción del Espíritu Santo, cuya revelación se celebra en Pentecostés. “El espíritu abre las fronteras y nuestra vida al amor”, dijo. Esa apertura “debe comenzar ante todo dentro de nosotros para que nuestra vida que nuestra vida se convierta en un espacio hospitalario”.
“Es triste observar como en un mundo donde se multiplican las ocasiones para socializar, corremos el riesgo de estar paradójicamente más solos, siempre conectados y sin embargo incapaces de establecer vínculos, siempre inmersos en la multitud pero restando viajeros desconcertados y solitarios”.
Saludado continuamente al grito de “León, León!” por la multitud, el pontífice afirmó que “el amor disuelve nuestras durezas y egoísmo, los miedos que nos paralizan”.
El amor permite “abrirnos a los hermanos, vencer nuestras rigideces, superar el miedo hacia el que es distinto, educar las pasiones que se sublevan dentro de nosotros e incluso “también transforma aquellos peligros más ocultos que contaminan nuestras relaciones, como los malentendidos, los prejuicios y recientes casos de femicidio”, agregó.
El papa Prevost reflexionó también que “pienso con mucho dolor en que una relación se intoxica por la voluntad de dominar al otro, una actitud que frecuentemente desemboca en violencias, como desgraciadamente demuestran los numerosos y recientes casos de femicidio”.
El amor, en cambio, “hace madurar en nosotros los frutos que ayudan a vivir relaciones auténticas y sanas”.
El pontífice destacó por ultimo que “el Espíritu abre las frontera también entre los pueblos", porque “las diferencias, cuando el Soplo divino une nuestras corazones y nos hace ver en el otro el rostro de un hermano, no son ocasión de división y de conflicto”.
“Donde hay amor no hay espacio para los prejuicios” destacó el pontífice. “De todo esto son una trágica señal las guerra que agitan nuestro planeta”, señaló apelando al amor para que “abra las fronteras, abata los muros, disuelva el odio y sostenga nuestros esfuerzos para la construcción de un mundo donde reine la paz!.
El Pontífice antes de la Eucaristía recorrió la plaza en un papa móvil, bendiciendo a decensd de niños que le acercaron sus colaboradores, siempre saludado entre gritos de “León, León!”.
A la misa asistieron miembros de grupos y movimiento de más de un centenar de países. Entre Ellos Argentina, España, México, Brasil, Colombia, Colombia y Estados Unidos.
La multitud abandonó plaza san Pedro en un ambiente de fiesta, enarbolando banderas y mensajes, cánticos y carteles, en una de las jornadas más inolvidables de este Año Santo, que se ha fortalecido con la presencia del nuevo Papa sin abandonar el recuerdo de Francisco, fallecido el 21 de abril.
Roma. Corresponsal.