A propósito de la “Bolivia Digital” existen pequeños detalles -muy nuestros- que se han normalizado en nuestra vida cotidiana, pero que representan obstáculos mayores para el país digital que queremos construir. Uno de ellos es la numeración de las viviendas, que en muchos casos es un verdadero caos. En diversas ciudades de Bolivia —incluso en zonas no tan alejadas de los centros urbanos— no es raro encontrar, en una misma calle, casas con números totalmente arbitrarios: 007, 1000, 0, 5… Un desorden que podría parecer anecdótico, pero que en realidad tiene profundas implicaciones para el crecimiento del comercio electrónico (e-commerce) y la logística moderna. Este detalle, tan a menudo ignorado, se ha convertido en uno de los frenos más potentes para lograr entregas eficientes y confiables.
El vínculo entre dirección y logística
Para que una entrega a domicilio de un artículo adquirido por comercio electrónico funcione bien, se necesita algo tan básico como una dirección fiable. Las grandes empresas globales —piénsese en Amazon, Mercado Libre, Alibaba— han construido parte de su ventaja competitiva gracias a sistemas logísticos optimizados, respaldados por direcciones claras, códigos y redes postales confiables. En Bolivia, en cambio, la ausencia de una numeración sistemática dificulta las entregas (o la ubicación de un cliente): ¿cómo localizar una casa para dejar un paquete cuando los números no tienen lógica ni continuidad?
Este problema se agrava cuando no existen códigos postales bien definidos, una asignación ordenada de direcciones o incluso un sistema postal eficiente. La consecuencia es una logística más lenta, menos segura, y más costosa; un lastre sobre todo para el e-commerce que pretende crecer.
Datos que no podemos obviar
Algunos datos ayudan a poner en perspectiva la magnitud del reto:
- Según nota de El Deber/Economía, se estima que el comercio electrónico boliviano generó US$ 722 millones en ingresos en 2024, con un crecimiento de alrededor del 15 % respecto al año anterior, y proyecciones de crecimiento entre 5 % y 10 % para 2025.
- Según la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), durante el Cyber Week 2024 hubo un aumento del 16 % en la cantidad de usuarios que participaron en la plataforma, lo que evidencia cómo cada vez más bolivianos usan canales digitales para comprar.
- Aún más desafío: según Eju.tv, de más de 3,74 millones de unidades de negocio en Bolivia (formales o informales) que tienen presencia en internet, solo alrededor del 7 % son eficientes en comercio digital, lo que sugiere que la infraestructura logística no acompaña el impulso digital.
Estos números muestran un escenario promisorio para el comercio en línea, pero uno de los principales cuellos de botella es precisamente la entrega: sin direcciones confiables, sin numeración ordenada y sin un sistema postal robusto, muchas de estas ventas digitales enfrentan obstáculos reales.
Consecuencias reales del desorden numérico para el e-commerce
- Retrasos y errores en las entregas: Sin una numeración coherente, los repartidores pueden perder tiempo —o incluso no encontrar la casa—, lo que eleva los costos logísticos y deteriora la experiencia del cliente.
- Desconfianza: Si los compradores temen que sus pedidos no lleguen o lleguen al lugar equivocado, podrían desistir de comprar en línea, especialmente si no hay garantías de “entrega segura”.
- Desigualdad territorial: Las zonas más informales, donde la numeración puede ser más caótica o directamente inexistente, quedan en desventaja frente a barrios con mejor organización urbana. Esto puede agravar las brechas digitales y de infraestructura.
- Limitaciones para negocios locales: Para los emprendedores bolivianos que venden en línea, entregar en barrios sin una dirección clara puede implicar mayores costos o incluso hacer inviable ofrecer entregas en ciertas zonas.
¿Qué se puede hacer?
La solución pasa por políticas municipales y nacionales concertadas:
- Regularización de la numeración de viviendas: Los municipios deben impulsar planes para asignar números de casa de forma lógica y coherente, estableciendo criterios uniformes sobre cómo se numeran las calles y los predios.
- Implementación de códigos postales: Una red de códigos postales ayudaría no solo a la logística de e-commerce, sino también a la gestión de servicios públicos, planificación urbana y atención social.
- Reforma del sistema postal: Es urgente fortalecer o reestructurar el sistema de correos en Bolivia para hacerlo competitivo, confiable y eficiente. Sin una estructura postal moderna, muchas entregas dependerán únicamente de mensajerías privadas, con costos elevados.
- Educación comunitaria: No solo es papel del gobierno: la ciudadanía también debe comprender la importancia de una dirección formal. Las campañas informativas pueden ayudar a que las personas vean la numeración adecuada como una necesidad, no como un lujo.
- Alianzas público-privadas: El Estado puede colaborar con empresas de mensajería, startups de logística y plataformas de e-commerce para desarrollar pilotajes de direcciones físicas, optimización de rutas y soluciones innovadoras.
Conclusión: más que un número
La numeración de las casas puede parecer un detalle menor, pero en realidad es una pieza fundamental de la infraestructura para una economía digital moderna. En Bolivia, el desorden de los números no solo es una curiosidad urbana, sino un freno real al desarrollo del comercio electrónico.
Si los municipios no toman acción para ordenar direcciones, y si no se invierte en códigos y servicios postales eficientes, puede que el crecimiento del e-commerce se quede en promesa, solo para algunos, y no se convierta en un motor inclusivo para todos los bolivianos.
Es hora de reconocer que un número de casa no es solo un número: puede ser la clave para que una entrega llegue a tiempo, para que un emprendedor local crezca, para que un cliente confíe. Regularizar la numeración no es un lujo, es una necesidad urgente para el futuro digital de Bolivia.
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