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Lidia Gutiérrez, la esposa del vicepresidente trabaja desde hace 30 años por empoderar a la mujer


Miércoles 13 de Octubre de 2021, 12:00pm






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13 de octubre (Urgente.bo).- Lidia Gutiérrez, la esposa del vicepresidente David Choquehuanca, no requirió de una designación ni de sueldo estatal para trabajar por el empoderamiento femenino. Ella contó a Urgente.bo que su lucha por las mujeres comenzó hace 30 años cuando aún estaba soltera. Hoy está cada vez más involucrada en esa tarea.

“Yo estaré donde me llamen, participo en talleres encuentros, solo estamos donde nos necesitan desde mi experiencia, pero la gente no debe necesitar de un cargo para comenzar proyectos y es lo que hice. Antes las mujeres debía estar calladita al lado del marido, era maltratada, lo que buscamos es la independencia económica para ellas”, explica la señora Lidia.

Gutiérrez nació en la comunidad Silaya, en Huatajata. El día en que Urgente.bo la contactó por teléfono ella nos dijo: “estoy en carretera volviendo de mi escuelita, pero con mucho gusto”. Se notaba que estaba caminando, pero no faltaron las risas, la serenidad y la alegría de la warmi.

La historia del matrimonio Choquehuanca Gutiérrez, que se formó hace 25 años, es un ejemplo en Huarina, pero cada chacha y warmi tienen historias individuales. Lidia Gutiérrez es maestra de profesión, afirma que desde hace varios años lucha por las mujeres de su pueblo y de otras comunidades para empoderarlas. Ella busca que las mujeres busquen y desarrollen la independencia económica.

Ella cuenta que desde 1985, hace más de 30 años, cuando aún estaba soltera, fue a Nor y Sud Yungas como maestra ahí comenzó con su proyecto de ayuda a las mujeres

“Yo era maestra, mi labor era estar enfocada en los niños, pero veíamos cómo muchas madres sufrían violencia o eran madres solteras, entonces apoyábamos con capacitaciones de como cultivar la tierra, empezar huertos urbanos, trabajamos con abejas para hacer miel, así nace la idea de apoyar a las mujeres, eso era cuando aún estaba soltera” dice.

Agregó. “Las mismas labores hicimos por varias comunidades por Nor Yungas, Sud Yungas, Alto  Beni y con las mujeres y madres del colegio Ballivian, después estaba en un centro de educación alternativa”

Cuenta que luego dejó de trabajar y volvió a su comunidad donde se casó con David.

En el lugar continúo como maestra y con la capacitación. Asimismo llegaban ONG y grupos de voluntarios de Italia, a los que les presentó su propuesta y de esa forma nació su proyecto para que las mujeres aprendan repostería y a que puedan sostenerse por sí solas.

Hace 13 años formó un grupo en Huatajata, donde vivían muchas mujeres de la tercera edad, abandonadas ya que sus familias migraban a la ciudad.

“Las mujeres eran abandonadas por sus hijos, es así que por eso nace Taypi Warminaka con un aporte de voluntarios italianos con quienes creamos un centro donde se les enseña repostería y panadería y de esa forma las mujeres puede generar recursos para sus familias”, dijo Gutiérrez.

Ella recuerda que la iniciativa surgió con una amiga en el centro que está ubicado al lado de la alcaldía de Huatajata.

“Nosotras no sabíamos ni hacer pan. (Lo recuerda con una sonrisa) No sabíamos, pero enseñamos a las mujeres y se fue agrandando el grupo. La Comisión Episcopal luego nos ayudó, porque había mujeres que llevaban sus productos a las ferias, así que nos ayudaron con técnicos y también maquinarias. EL trabajo que hacíamos era sin recibir un sueldo, lo hacíamos por ellas”, cuenta

Revela que la infraestructura fue construida y lograda gracias a un proyecto a la cooperación japonesa y ahora estas mujeres “tienen una casa cerca del lago donde las apoyamos y seguimos trabajando por el progreso de ellas. No solo hacen masas o comida, también se les enseña a sacar costos, inversiones, como empresarias de sus propios emprendimientos”, cuenta orgullosa.

El trabajo continúa

Explica que ahora no solo buscan empoderar a la mujer, sino que también trabajan con niños y jóvenes para que no callen actos de violencia y sobre todo para que tengan conocimientos de la tecnología. Admite que la pandemia limitó sus actividades, pero ahora está concentrada en reactivar ese movimiento.

Hoy, al ser la esposa del vicepresidente y por ende la segunda mujer más importante del estado, señala que aún no cumple una labor de gestión social, pero precisa que no necesita de un cargo, pues su lucha siempre estuvo en sus venas.

“Antes las mujeres debía estar calladita al lado del marido, era maltratada, lo que buscamos es la independencia económica para ellas”, asevera.

Con motivo del Día de la Mujer Boliviana que se recordó el día lunes, Gutiérrez lamenta que a diario aún se escuchen casos de violencia y feminicidios contra las mujeres. “Es una preocupación muy grande que debe ser atendida, yo no estoy como la esposa del vicepresidente yo estaré donde me llamen y desde mi experiencia apoyaré”.

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