Haití entra hoy en su noveno día consecutivo de paralización y protestas por la renuncia del presidente del país, Jovenel Moise, una crisis política que ha provocado enormes pérdidas. La capital Puerto Príncipe está paralizada, con las escuelas y los bancos cerrados, así como los negocios y las estaciones de combustibles. En las protestas fallecieron nueve personas.
La isla vive desde hace una semana violentos enfrentamientos entre la policía y manifestantes que reclaman la renuncia del presidente Jovenel Moise.
Las confrontaciones entre las fuerzas de seguridad y jóvenes, provenientes mayoritariamente de los barrios populares, son intensas y prolongadas: mientras los primeros disparaban balas y gases lacrimógenos, los segundos lanzaban piedras.
Las protestas se producen en medio de una severa asfixia económica, que se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina.
En Haití, más de la mitad de los 10 millones de habitantes sobrevive con menos de 2 dólares diarios. La economía de la isla creció apenas 1,4 % en 2018, uno de los índices más bajos de la región.
Los manifestantes también exigen justicia en las supuestas irregularidades en el programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a bajo costo. Según un informe, se desviaron al menos 2.000 millones de dólares de Petrocaribe.
"Es una insurrección popular: los haitianos ocupan las calles y está claro que Jovenel no tiene más opción que renunciar", declaró a la agencia de noticias AFP Prophète Hilaire, uno de los manifestantes.
Assad Volcy, uno de los líderes de la oposición, dijo a la agencia de noticias Efe que "no hay marcha atrás". "Tenemos que resolver el problema de la desigualdad y el hambre", y añadió que es "el fin de un sistema que quiere acabar a toda una generación.
El senador Youri Latortue, un antiguo aliado de Jovenel Moise, llamó al gobernante a dejar el cargo "para evitar el caos y más sangre".
Las escuelas permanecen cerradas desde el pasado jueves, cuando empezaron las protestas, mientras que la actividad comercial y el servicio del transporte público es prácticamente nulo.
La ONU y una coalición de naciones occidentales pidieron el inicio de un diálogo y lamentaron las muertes y los daños en las protestas.
///