En mi opinión, esto constituye un círculo virtuoso. El aumento salarial del 3% en el salario básico nacional y del 5.85% en el salario mínimo nacional no solo preserva la generación de empleo, el crecimiento y la estabilidad económica, sino que también estimula la demanda interna. Es crucial tener en cuenta que este incremento generará un efecto de demanda para los bienes producidos dentro de la economía, fortaleciendo así el mercado interno.
El aumento salarial de este año estimulará la demanda interna y rechazo la noción de que sea una "medida política". Históricamente hablando, el aumento salarial no ha generado inflación; al contrario, hemos mantenido la inflación más baja de la región en 2023, con un 2.12%. Además, hemos experimentado un crecimiento económico notable: en 2021 alcanzamos un 6.1%, en 2022 un 3.5%, y en 2023 un 3%. Estos datos indican que el aumento no solo no afecta al crecimiento, sino que lo fortalece al impulsar el mercado interno.
Es importante destacar que el aumento salarial no conduce al desempleo; de hecho, lo reduce. Con una tasa de desempleo del 3.6%, Bolivia tiene la más baja de la región y del mundo. Además, este incremento no disminuye la base empresarial; en 2023, se establecieron 55 mil nuevas empresas, y hasta febrero de 2024, hay registradas 379,274 empresas. Este aumento salarial tampoco obstaculiza la creación de nuevas empresas, que alcanzó las 17,000 en 2023. El hecho de que el padrón de contribuyentes esté en aumento denota crecimiento y estabilidad, demostrando que el aumento salarial no afecta negativamente en absoluto.
El aumento salarial del 3% en el salario básico nacional y del 5,85% en el salario mínimo nacional emerge como un impulsor crucial para el empleo, el crecimiento y la estabilidad económica en Bolivia. Este incremento no solo está arraigado en la necesidad de proteger estos pilares fundamentales, sino que también aviva la demanda interna, la cual desempeña un papel vital en la economía del país, especialmente frente a un entorno externo en proceso de dinamización, aunque aún no conforme a las expectativas.
El proceso de deliberación sobre el aumento salarial para este año involucró mesas de trabajo entre la Central Obrera Boliviana (COB) y el Gobierno, donde se presentaron y discutieron argumentos técnicos, tales como la tasa de inflación y la dinámica del mercado laboral.
El debate se centró en aspectos técnicos más que en consideraciones puramente políticas, ya que se enfocó en restaurar el poder adquisitivo, asegurando así una compensación adecuada en el salario mínimo y, además, proporcionando un aumento en el poder de compra y en el salario básico.
Inicialmente, en febrero de este año, la dirigencia de la COB propuso al Gobierno un incremento del 8% en el salario mínimo nacional y del 7% en el salario básico, como se reflejó en el Pliego Petitorio.
La postura oficial destaca la prudencia financiera, con un énfasis en salvaguardar las finanzas públicas, mantener la generación de empleo, impulsar el crecimiento económico y garantizar la estabilidad económica del país.
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