Abril 18, 2024 [G]:

El hijo de Potosí

Una verdad de Perogrullo debe decirse sin tapujos: la Casa Nacional de Moneda es más de Potosí que de Bolivia.


Jueves 5 de Mayo de 2016, 9:15am






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Una verdad de Perogrullo debe decirse sin tapujos: la Casa Nacional de Moneda es más de Potosí que de Bolivia.

Y no es una simple cuestión de origen o residencia. Desde que fue construida, la segunda casa de amonedación que tuvo Bolivia concentró no solo la historia potosina y boliviana sino también mundial. Las monedas que allí se acuñaron circularon en varios países y fueron la primera divisa de los Estados Unidos, antes que surgiera el dólar.

El movimiento económico del continente giraba en torno al monumental edificio de 7.570 metros cuadrados. Eso explica que, cuando un ejército ocupaba Potosí, su primer objetivo era tomar la Casa de Moneda que no solo proveía de recursos económicos sino que hasta servía de cuartel.

El 18 de noviembre de 1816, cuando el ejército de Belgrano se retiraba derrotado, el general rioplatense dio la orden de volar la Casa de Moneda, con el fin de que no les sea útil a los realistas, y dispuso la colocación de varias cargas de pólvora en el legendario edificio. La historia novelada dice que un oficial de apellido Anglada cortó la mecha que desataría las explosiones pero hay versiones más creíbles que señalan que fueron varias las personas que ingresaron a la Casa de Moneda para desactivar todas las cargas. Como quiera que haya sido, lo cierto es que fueron los potosinos quienes salvaron la Casa de Moneda y, años más tarde, le dieron mejor uso.

Ya en el siglo XX, la Sociedad Geográfica y de Historia Potosí decidió recuperar el edificio, que por entonces estaba cerrado y ruinoso, con el fin de convertirlo en un repositorio. Cecilio Guzmán de Rojas, considerado una de las figuras pictóricas más importantes del país, fue quien tuvo la idea de instalar un museo de arte retrospectivo en el edificio. Gente como Armando Alba y Domingo Flores trabajaron en el proyecto de un museo histórico y se dieron a la tarea de recuperar objetos históricos, la mayoría por la vía de donaciones. En corto tiempo, y bajo una administración totalmente alejada de la política, la Casa de Moneda se convirtió en el repositorio más importante de Bolivia y, desde siempre, su manejo estuvo a cargo de los potosinos.

Pasó a depender del Banco Central de Bolivia debido a que emitía monedas hasta 1951. Posteriormente, y más por cuestión de afinidad que cultural, otros repositorios como la Casa de la Libertad y el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, ambos de Sucre, también pasaron a depender del ente emisor. Fue el origen de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.

La dependencia de la Casa de Moneda del gobierno central provocó algunos problemas que no fueron suficientes como para afectarla debido a su institucionalidad. Un hecho que no pasó desapercibido, por ejemplo, es que el nombramiento de directores era meritocrático y eso dio lugar a que los hombres más preclaros de Potosí hayan llegado a dirigirla. Cuando se impuso el concurso de méritos y examen de competencia, en algún momento se intentó nombrar un director de afuera; es decir, que no residía en Potosí, pese a conocer a fondo su historia.

De pronto, y sin más argumentos que la asociación de ideas, el gobierno ha resuelto que la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia pase a depender del Ministerio de Culturas. Eso significa que los seis repositorios estatales, incluida la Casa de Moneda, formarán parte de la estructura burocrática de ese portafolio de Estado.

Los potosinos echaron el grito al cielo porque sienten que se les está quitando algo que siempre fue suyo y temen que, en el futuro, la administración de la Casa de Moneda se politice.

Es como haber criado un hijo y perderlo por una decisión administrativa que decide entregarlo al peor de los padres.

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

 

 

 

  

 

 

 

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