La Paz, 11 de abril (Soledad Mena, Urgentebo).- Ella había intentado acercarse a su padre en varias ocasiones. Buscaba que él sea su amigo, incluso le escribió una carta muy sentida y su padre ni siquiera la tomó en cuenta y cuando la leyó no expresó interés. Entonces, ella se sintió abandonada y rechazada. Su amiga le aconsejó cortarse la piel y decidió cortarse las piernas para soportar el dolor psicológico que sentía”. Ese es el relato de una adolescente de 13 años que fue testigo y también practicaba el cutting, autoflagelación o autolaceración, una peligrosa tendencia entre los jóvenes.
La autoflagelación es un grito de socorro de los adolescentes ante la indiferencia de la familia. Consiste en cortarse la piel con navajas o estilete, para dejarse marcas en el cuerpo. Es un mensaje de resistencia al dolor físico por el enorme dolor psicológico.
Un maestro que pidió guardar su identidad explicó al semanario El Compadre que este es un hecho frecuente entre los adolescentes. Solo en un curso de 40 alumnos se topó con cinco casos de cutting.
“Hay un dolor más grande que esconden. Es un pedido de ayuda, de socorro: sálvenme. Podemos asociarla en aquellas personas con depresión, soledad, alejamiento y otras razones”, dijo Rodrigo Ayo, psicólogo familiar.
Las causas pueden ser diferentes: la soledad, los problemas familiares, la depresión, el rechazo o el bullying en el colegio, divorcio de padres, el abuso psicológico en casa, una decepción amorosa o el abandono, entre otras.
Alguno de esos factores “pueden estar vinculados a algo recurrente, que no se descubre fácilmente; el adolescente puede está sufriendo bullying y no se atreve hablar con alguien”, precisó Ayo.
La práctica del cutting no se da a cierta edad específica ni puede decirse que ataca únicamente a cierto género. “Podemos hablar de una generación que es fácilmente vulnerable, desde los 12 hasta los 21 años, que se autoflagelan para olvidar el dolor y esa realidad dolorosa que están viviendo”, dijo el terapeuta familiar.
Los adolescentes buscan lugares ocultos de su cuerpo para cortarse la piel con una navaja o un objeto filo. Preferentemente lo hacen debajo del antebrazo, las piernas, la ingle y el pecho, para que sus familiares no se den cuenta y pasen desapercibidos. “Algunos de ellos confiesan a sus amigos que se han cortado”, dice el maestro.
No hay indicadores estadísticos la autoflagelación de adolescentes, pero el psicólogo dice que este hecho se conoce cada vez más en los colegios, aunque en muchos casos pasan desapercibidos. “No se habla, no se nota, pero se practica”.
“Es una conducta que va creciendo cada vez más. Es un pedido de ayuda, no dejemos pasar esto”, reclamó el psicólogo familiar.
En ese sentido, es urgente restablecer los canales de comunicación interpersonales. “Debemos prestar atención a los detalles que indiquen cambios de conducta, estado de ánimo y percepción de las personas depresivas”.
Los adolescentes cuentan que no pueden conversan con sus padres porqué es imposible: nunca tienen tiempo por el trabajo o están conectados con el celular.
“Debemos hablar con nuestros hijos, no llenarlos de un sermón, de criticarlos y juzgarlos. Hablar, significa escucharlos”, aconsejó.