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Alerta, aumentan los casos de depresión extrema en la familia


Lunes 31 de Enero de 2022, 6:45pm






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Daniel admite que está obsesionado por la limpieza, por los hábitos sanitarios, por mantener el aislamiento familiar. “Las reglas que adoptamos en casa no han cambiado, seguimos con la misma disciplina del primer día. No puede ocurrirnos más lo que sufrimos”, cuenta a la revista Oxígeno. Daniel recuerda aquel fin de semana que tenía previsto conversar con su hermana María, como siempre lo hacía en especial en el periodo de la pandemia. Pero ese domingo, recibió un mensaje por WhatsApp en el que ella le dice que estaba resfriada y que iba a curarse como ya lo hizo antes. Casi 18 horas después uno de los hijos de María le comenta que su mamá murió. Que el Covid se la llevó en menos de un día.

La noticia llevó más tristeza a esa familia. Ya unas semanas antes habían lamentado la partida de un sobrino que fue víctima del coronavirus. Y unos meses antes de la pandemia, despidieron al esposo de María, que partió en el momento menos esperado, dice Daniel. “En todo este tiempo hemos salido en una oportunidad. No dejamos de usar los barbijos, en ningún lugar. La ropa y los calzados los dejamos en la puerta”, cuenta, mientras deja soltar un profundo y triste suspiro.

“Ya no es activa como antes, generalmente está de mal humor”. Efectivamente, ella ya no sonríe hace mucho, le perdió el interés a sus actividades y muestra un semblante triste. Cuando va al trabajo, es obsesiva con las medidas de bioseguridad. Ahora es una persona distante, que vuelve a casa con la mayor rapidez posible. En cambio, el caso de Juan es distinto. Él cuenta a la revista Oxígeno que ahora no duda en ir a alguno de los locales nocturnos de El Alto, para divertirse, para entregarse a la juerga hasta la madrugada y en salones que están repletos de personas. Él recuerda que venció al Covid, que  tuvo los pulmones muy afectados y ahora dice que “la muerte nos puede caer en cualquier momento. Hay que vivir”.

Una nueva publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) califica de devastador el efecto que tuvo la pandemia en la salud mental y el bienestar de las poblaciones de las Américas. “El mensaje es claro: hemos estado operando en modo de crisis desde el inicio de la pandemia”, afirmó el doctor Anselm Hennis, Director de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS. “Además de manejar el miedo a enfermar y el trauma de perder a los seres queridos a causa del nuevo coronavirus, la gente de las Américas ha sufrido desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria, y el impacto adverso en la salud mental ha sido generalizado”, destacó.

Los datos analizados muestran que más de cuatro de cada diez brasileños han tenido problemas de ansiedad, los síntomas de depresión se quintuplicaron en Perú, y la proporción de canadienses que informaron de altos niveles de ansiedad se cuadruplicó como resultado de la pandemia.

América Latina es una de las regiones más golpeadas por la depresión a causa del coronavirus en el mundo, así lo explica una investigación de la revista científica The Lacent que estudió la prevalencia y la carga mundial de trastornos depresivos y de ansiedad en 204 países.

Según  el documento, en Sudamérica los países que muestran esta alta tasa de depresión son Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina y Perú, razón por la cual se debe fortalecer el sistema de salud mental en la mayoría de los países.

Los resultados mencionan que la depresión y la ansiedad se deben a la alta relación entre la tasa de mortalidad diaria y otras dos variables de impacto de COVID-19 y que  las más afectadas fueron las mujeres y en los grupos de edad, los más  jóvenes.

En el documento de la OPS se analizan las consecuencias para la salud mental de las personas que padecieron el nuevo coronavirus. “Los datos existentes sugieren que a un tercio de las personas que sufrieron COVID-19 se les ha diagnosticado un trastorno neurológico o mental”, dijo la autora principal del documento, Amy Tausch. “Esperamos que el aumento de la carga de la salud mental pueda ser uno de los efectos más importantes de la COVID-19 a largo plazo”, vaticinó.

La depresión

Pero, ¿qué es la depresión? Es un trastorno mental que se caracteriza por un estado de ánimo de mucha tristeza, dolor y alteraciones de comportamiento, explica la coordinadora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Danny Riveros.

La psicóloga Beatriz Gutiérrez indica que la depresión, a diferencia de la tristeza, dura mucho más tiempo. Pone como ejemplo que hay personas que pueden llorar la pérdida de un ser querido por el lapso de tres semanas, luego empiezan a buscar una solución a sus problemas, pero si este sentimiento dura mucho más tiempo, se trata de una depresión.

“Hola, llamo para que me ayuden porque ya no puedo más”, se oye del otro lado de la línea telefónica. Es una joven madre que se quedó con la responsabilidad de criar sola a su hijo tras la muerte de su esposo por Covid-19.

Riveros menciona que hoy mucha gente busca de ayuda como consecuencia de la depresión extrema que incluso llevó a intentos de suicidio. Precisamente por eso se lanzó Familia Segura, una línea gratuita que ofrece apoyo emocional y psicológico debido a la pandemia.

 La jefa de Protección de la Niñez, Virginia Pérez, informa atendieron casos de jóvenes y adolescentes que intentaron quitarse la vida.

Riveros indica que desde el 1 de abril hasta fines de septiembre, el programa Familia Segura atendió 43.170 llamadas de gente que después fue atendida en diferentes fases, en las que la primera es apoyo en crisis de primeros auxilios psicológicos y la segunda, la ayuda terapéutica, y la tercera, los procesos terapéuticos.

Los datos hablan por sí solos. Los más jóvenes buscaron ayuda, afectados por la depresión. Los casos del grupo de 0 a 12 años llegaron a ser el 14%; los de 13 a 18 años, el 21%; los de 19 a 25 años, el 21%; los de 26 a 35, el 17%; los de 36 a 45, el 13%; los de 46 a 55, el 9%¸ los de 56 a 65, sumaron el 1%; los de 66 a 80 años, el 2% y finalmente, el grupo de 71 a 80 años, llegaron al 3%.

 En otras palabras, las personas que son del grupo macro de 13 a 45 años hicieron un total del 72% de los casos que atendió Familia Segura. Eso en cifras reales significa más de 31 mil registros.

De todas las llamadas atendidas, el 68% fue de sexo femenino frente al 32% de varones. El departamento que más usó el servicio fue La Paz con el 40% del total. Luego está Cochabamba con el 18%; en tercer lugar está Santa Cruz con el 15%; Pando, 7%; Tarija, 6% Oruro, 4%; Potosí y Chuquisaca, 3%.

“Hemos atendido muchos casos de depresión crónica, personas que ya tienen este trastorno, pero también hemos  atendido casos de afectación de ánimo por la circunstancia que estaba pasando”, resalta Riveros.

También añadió explica que el 78% llamó por afectación del estado de ánimo y por casos de violencia.

Cuando falta el dinero

Riveros considera que una de las principales causas de la depresión ha sido el cambio de hábito. El 2020 todas las escuelas cerraron sus puertas y eso significó que niños y adolescentes dejen de socializar con sus compañeros. Pero los padres también entran a este grupo porque empezaron a buscar nuevas fuentes de empleo y más horas de trabajo.

“Por el cambio de hábito, por el cierre de las fronteras, escuelas, por la incertidumbre de la enfermedad que nadie sabía el tratamiento y no se sabía si se iban a curar, si morirían o no, hubo mucha afectación emocional”, dice Rivera.

Gutiérrez menciona que el trabajo de muchas personas se vio afectado porque un gran porcentaje se dedica al comercio, una actividad que fue bastante irregular durante el confinamiento. La preocupación de los padres por el ingreso económico dio lugar a las familias deprimidas.

“Todavía no sabemos cómo el aumento de la depresión, la violencia doméstica o el consumo de sustancias impactará en los índices de suicidio en la región, pero es importante tomarse un minuto para hablar del tema, apoyarnos mutuamente en estos tiempos de pandemia y conocer los signos de advertencia del suicidio para ayudar a prevenirlo”, recomienda el jefe de salud Mental y Abuso de Sustancias de la OPS, Renato Oliveira.

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