19 de julio (Urgente.bo).- "Estoy vivo", Juan Carlos Velarde de 52 años de edad, clama a las autoridades para que le repongan su derecho a la identidad, porque el 5 de junio de 1998 apareció un certificado que lo daba por muerto, el documento salió en aquella ocasión del hospital de Clínicas en La Paz. Hoy, el hombre de profesión chofer y con una hija, pide a las autoridades del Servicio de Registro Cívico (Sereci) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), le puedan reponer el derecho de vivir como un ciudadano boliviano más.
Entrevistado por el portal informativo Urgente.bo, el hombre contó que se dio cuenta de que lo dieron por fallecido cuando fue a renovar su licencia de conducir, “¡no sabía que hacer!”, exclamó. Pues los riesgos a la larga no solo fueron para él, sino para su misma familia.
Para salir del problema y en lo inmediato, Velarde contrató los servicios de una abogada, de nombre Maricarmen C., quien le comprometió ayuda y le dijo que por todo el trámite le cobraría hasta Bs 4.000, pero fue estafado. La jurista le pidió hasta Bs 9.800, no logró ayudarlo y menos regularizar su derecho de identidad.
“Ella tiene su oficina en la Yanacocha, lo único que hizo es sacarme dinero. Primero me pidió Bs 100, después Bs 200, después Bs 3.500 y al final me sonsacó Bs 9.500”, lamentó el hombre.
Al verse totalmente perdido acudió al Ministerio de Justicia, donde le confirmaron que por todos los trámites, él debía pagar Bs 4.000 y citaron a la abogada que lo estafó.
“Esta abogada tiene todos mis papeles y no me los quiere devolver, lo único que hace es esconderse y esconderse”, reprochó.
¿Qué hizo estos años?
La muerte civil del que fue objeto el señor Juan Carlos Velarde, lo dejó sin acceso a realizar trámites bancarios y menos a participar de las elecciones subnacionales y generales en estos 23 años.
“No tengo acceso a nada, ni a enfermarme. Hasta en el centro de salud me piden mis documentos, los cuales no los tengo. Por qué, porque ante el mundo estoy muerto”, dijo. Las transacciones bancarias y cobros los realiza su hija desde 1998.
El mercado negro fue otra de las salidas, le ofrecieron documentos fraguados o truchos, sin embargo, no accedió a ellos porque sabía que iba a ingresar a la cárcel. “Estoy vivo, pido que den mis documentos”, subrayó el afectado.
///