Coyuntura
El parlamentario del MAS, Édgar Montaño, afirmó que los contrabandistas rebasaron los límites de la ley y que se debe tomar las acciones correspondientes para hacer prevalecer el orden y la paz.
Morales está situado después de los presidentes de Rusia, Vladimir Putin; de Ecuador, Lenin Moreno y Leo Varadkar, mandatario de Irlanda.
Un grupo de militares de elite y la Policía boliviana ingreso hoy a la zona donde murieron en manos de contrabandistas, los sargentos Vladimir Evan Siñani Ticona y Fidel Chávez; ya hay tres detenidos.
"En fecha 12 de marzo a horas aproximadas 18h00 personal de Huanuni, en el ayllu Tayaquira, provincia Pantaleón Dalence, procedieron a la aprehensión de 31 personas", informó.
“El contrabando está legalizado por el Estado boliviano, no es solamente autos chutos, podemos hablar de diferentes mercaderías. Por eso es que el Estado abastece el combustible a esos contrabandistas, a esos chutos; por eso hay robos y asaltos”, enfatizó Pedro Quispe, dirigente del transporte pesado.
"Vamos a preparar el coliseo con pantalla gigante, con un equipo de sonido, con refrigerio para que la gente pueda venir y compartir este momento grato, este momento histórico, este momento de gran relevancia para el país como es la demanda marítima", dijo.
La mañana de hoy, el senador de Unidad Demócrata (UD), Arturo Murillo, pidió al presidente Evo Morales militarizar el municipio de Sabaya – Oruro y la frontera con Chile, con la finalidad de evitar el ingreso de contrabando al país.
"El ejército está realizando operaciones de rastrillajes en toda la zona para poder encontrar elementos sospechosos en la zona y dar con los autores", informó.
El 2001 Quiroga asumió la presidencia tras la renuncia de Hugo Bánzer Suárez por motivos de salud y Mesa llegó a asumir de similar forma el mando del Estado, al suceder a Sánchez de Lozada, en 2003, luego de los hechos de octubre negro.
A su juicio, el crimen cometido contra oficiales de las FFAA mientras realizaban un operativo en la localidad de Cahuana, próxima a Oruro, ha generado en el país el convencimiento que el contrabando ya no puede verse como un problema secundario, regional ni unidimensional porque “es un cáncer que destruye la economía, pervierte la institucionalidad, deforma los valores, elude la justicia y la ley, y ahora enfrenta alevosamente incluso a nuestra fuerza militar”, dijo.
