Mayo 03, 2024 [G]:

Voto duro y los adormecidos

El MAS a diferencia de sus contrarios, sí hace política, los otros creen que hacen política; una pequeña gran diferencia. 


Martes 23 de Abril de 2024, 9:45am






-

Era un 18 de diciembre del 2005, cuando de chango veía a mucha gente de mi barrio con los rostros cargados de esperanzas ir a los colegios a marcar la boleta electoral. “Cambio” era uno de los significantes maestros que hablaban repetidamente muchas personas. Indígenas, campesinos y clases obrera estaban esperanzados, los rezagados miraban su despertar, recuerdo que así sus rostros lo expresaban.

Aquel día se consolidó la victoria del MAS, a partir de ese momento empezaron transformaciones importantes en lo social, cultural y político. Los vilipendiados en la denominada “época neoliberal” asumieron su importancia. Las clases populares que estaban apagadas por complejos de los señoritos, que hasta ese entonces dominaban la política y el destino del país, culminaron. Se consolidó lo que Marx denominó la “conciencia de clase”.

A partir de ese momento se empezaron a reforzar estructuras que ahora son prácticamente infranqueables y el adormecimiento de la mayoría de los opositores, que en una primera instancia usaron la bandera de la autonomía para darle la vuelta al oficialismo, pero jugaron mal sus fichas y quedaron en jaque y desubicados por más de 18 años. 

En ese tiempo no supieron plantear una alternativa de proyecto político, con base en una tesis política y propuesta de país; se conforman con una esmirriada representación parlamentaria. Sus “programas” y “propuestas” en campaña como, por ejemplo, la “economía verde creativa”, son sueños guajiros. Una gran parte de los opositores se dedicaron a subestimar, denigrar y menospreciar a los que les ganaban en cada proceso electoral nacional. Aún lo hacen, pese a las palizas continuas recibidas.

El MAS a diferencia de sus contrarios, sí hace política, los otros creen que hacen política; una pequeña gran diferencia. 

Los azules mueven su maquinaria y los resultados de ese trabajo se ven reflejados en un voto consolidado. Haciendo un promedio de los resultados, desde los comicios del 2005, el MAS tiene un voto duro en La Paz del 67,47%, en Cochabamba del 64,75%, en Chuquisaca del 53%, en Oruro del 63,89%, en Potosí del 62,51%, en Tarija del 43,22%, en Santa Cruz del 38,80%, en Beni del 33,04% de electores y en Pando del 41,50%. Ninguna otro partido y alianza tiene un voto consolidado.

El MAS supo aprovechar muy bien el poder y generar estructuras que las oposiciones no las pueden quebrar ni lo hará. Los opuestos al oficialismo viven y operan en espacios reducidos y mediáticos, que además, hasta para eso requieren de la benevolencia del masismo. Bailan al ritmo que los azules les ponen, quedaron reducidos, aturdidos totalmente y sin la capacidad de ponerse de acuerdo y cohesionarse. Aunque es evidente que en juego están sus intereses personales y de grupos.

Tras 18 años siguen a la espera de alguien que puede tener posibilidades de victoria, pero eso se trabaja y no se espera. No han entendido los cambios que han pasado, siguen viendo de menos, a quienes les superan por mucho. En 2019 y 2020 desperdiciaron la oportunidad de oro que tenían, todos los opositores, sin excepción de ninguno. Ahora continúan sin un norte, inmaduros y siguen sin saber qué hacer. 

Para el 2025 se verá la reversión de una “película” que ya se vió en procesos electorales pasados. La historia se volverá a repetir, ya es muy tarde para los adormecidos.

Lo azules mueven su maquinaria y los resultados de ese trabajo se ven reflejados en un voto consolidado. Haciendo un promedio de los resultados, desde los comicios del 2005, el MAS tiene un voto duro en La Paz del 67,47%, en Cochabamba del 64,75%, en Chuquisaca del 53%, en Oruro del 63,89%, en Potosí del 62,51%, en Tarija del 43,22%, en Santa Cruz del 38,80%, en Beni del 33,04% de electores y en Pando del 41,50%. Ninguna otro partido y alianza tiene un voto consolidado.

El MAS supo aprovechar muy bien el poder y generar estructuras que las oposiciones no las pueden quebrar ni lo hará. Los opuestos al oficialismo viven y operan en espacios reducidos y mediáticos, que además, hasta para eso requieren de la benevolencia del masismo. Bailan al ritmo que los azules les ponen, quedaron reducidos, aturdidos totalmente y sin la capacidad de ponerse de acuerdo y cohesionarse. Aunque es evidente que en juego están sus intereses personales y de grupos.

Tras 18 años siguen a la espera de alguien que puede tener posibilidades de victoria, pero eso se trabaja y no se espera. No han entendido los cambios que han pasado, siguen viendo de menos, a quienes les superan por mucho. En 2019 y 2020 desperdiciaron la oportunidad de oro que tenían, todos los opositores, sin excepción de ninguno. Ahora continúan sin un norte, inmaduros y siguen sin saber qué hacer. 

Para el 2025 se verá la reversión de una “película” que ya se vió en procesos electorales pasados. La historia se volverá a repetir, ya es muy tarde para los adormecidos.

Juan Pérez Munguía es periodista y músico

//

///

 

.