Abril 28, 2024 [G]:

¡Bienvenidos al circo!


Martes 27 de Febrero de 2024, 4:00pm






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Recuerdo vivamente un espectáculo circense en el Londres de los setenta, cuando yo tenía unos diez o doce años; esa precisión es innecesaria, la verdad. Lo cierto es que el evento en cuestión, muy anunciado en los tabloides de la capital británica, prometía una extraordinaria velada amenizada por una troupe de payasos franceses, trapecistas rusos que realizaban acrobacias sin red y siete feroces tigres de Bengala, entre otras atracciones. Sobra decir que me lo pasé muy bien, aplaudí como un poseso y disfruté mis fish and fries envueltas, como debe ser, en la portada del Daily Mail. Hoy, los circos han ido desapareciendo; queda como consuelo para nostálgicos, el extraordinario Cirque du Soleil y, por supuesto, la Asamblea Legislativa Plurinacional. Tal cual.

Sin duda, la patética imagen de los diputados de Comunidad Ciudadana encaramados en la testera forcejeando con sus colegas de la bancada arcista del Movimiento Al Socialismo, ha dado la vuelta al mundo vía redes sociales poniendo en evidencia la endeblez de la institucionalidad democrática boliviana. A falta de un debate serio, proactivo y eficiente cuyo objetivo siempre debe ser el aporte de certidumbre a la sociedad sobre temas de interés público como, por ejemplo, la aprobación de siete proyectos de ley de créditos internacionales para el desarrollo, los diputados y diputadas protagonizaron una batahola desnudando todas sus carencias. De hecho, el Parlamento ha dejado de ser la representación del poder constituyente (el pueblo) para convertirse en un escenario melodramático donde conviven el apetito de poder y la ignorancia.

Durante esta legislatura he entrevistado, mire usted, a varios parlamentarios y en ninguna ocasión he obtenido una respuesta coherente, razonada o reflexiva; su aporte es, en todo caso, nulo, innecesario. Incluso he llegado a la conclusión de que el Estado podría prescindir de la Asamblea Legislativa y no pasaría nada, aunque esta frase suene poco democrática. Ellos y ellas, los padres y madres de la Patria, no me representan como ciudadano, lo he dicho por activa y por pasiva, sin miedo a las posibles consecuencias políticas traducidas en apretones mafiosos desde el Estado al medio de comunicación que me paga un sueldo. Y ojo que escribo “Estado” y no “Gobierno”, porque sé a ciencia cierta que los intereses creados trascienden a la administración que preside Luis Arce, anclándose en otras esferas del poder establecido o por establecer. Sinceramente, me da igual considerando que vivimos en un Estado de no derecho, una democracia cautiva de los mismos de siempre (la oligarquía que ha cambiado la corbata por las abarcas), con instituciones al servicio de la misma, una justicia intoxicada y una clase política denostada por la mayor parte de la ciudadanía que acude a las urnas obligada por un sistema perverso.

Ya que estamos, y viendo el circo legislativo, me niego a votar para garantizar la continuidad de esta charada para que cuatro gatos medren a costa nuestra. Quizás el voto en blanco sea el castigo que se merecen, la mejor forma de decirles, “señores, dejen de confundir la nariz con la teta”.  

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